¿Cómo es el consumidor argentino?
Mucho se ha dicho de las características que tendría que tener el consumidor argentino para que el consumo de vino en nuestro país vuelva a tener las cifras que muchos añoran, pero poco se especifica sobre sus gustos, quiénes son los que tienen la decisión de compra y cuánto gasta el argentino promedio.
Lejos han quedado los tiempos en el que argentino prefería tomar vinos comunes, generalmente en damajuana, y su consumo era de más de 76 litros anuales por persona y de 20 mil hl fraccionados (1980). Hoy este estereotipo ha cambiado radicalmente y en los últimos años se han producido varias segmentaciones en el mercado y la tradicional damajuana está en peligro de extinción.Según datos del INV, durante el año pasado, el consumo anual por habitante estimado fue de 29,23 litros con población total, lo que muestra un aumento del 0,16%.
Ana Amitrano, gerente Comercial Mercado Interno de Familia Zuccardi considera que “los cambios se empezaron a producir hace 10 años, donde la oferta de vinos mejoró notablemente y, paralelamente, el consumidor inició un proceso de aprendizaje, sobre todo en las grandes ciudades donde la enormidad de cursos, degustaciones y revistas especializadas le permitió conocer mas y elegir de acuerdo al gusto y no a la costumbre que ya tenían”.
Para la consultora Nielsen, en los últimos años el consumidor de vino se ha "especializado" en su gusto a la hora de ir al supermercado, eligiendo varietales y bivarietales (con un crecimiento de más del 13% en volumen en el 2006 con respecto al 2005 en supermercados) frente a cortes más tradicionales como Borgoña y Chablis.
Además de los clásicos Malbec y Cabernet Sauvignon, el argentino se anima a tomar otros cortes de las góndolas de las cadenas como Tempranillo y Merlot (ambos crecieron 20% en volumen en un año).
Esta tendencia a consumir varietales o bivarietales motiva al consumidor a elegir vinos de mayor precio, siendo los del segmento de $7 (US$ 2,4) a $10 (US$ 3,3) los que más crecen dentro del supermercado (un 19% en volumen más que en el 2005), mientras que los vinos de inferior valor muestran caídas en sus ventas.
Además, señalan que otro segmento todavía pequeño, pero que presenta constantes lanzamientos, es el de los vinos frizzantes o espumantes. Desde el pionero New Age hasta las nuevas variedades de vinos saborizados con frutas, esta porción del mercado creció un 18% en volumen desde el 2005 y muestra signos de seguir en la preferencias de los argentinos, sobre todo, obviamente, en los jóvenes.
Según datos suministrados por el Fondo Vitivinícola, el 56% de los consumidores de vinos es hombre y su edad promedio es de 50 años. Asimismo, quienes consumen (entre hombres y mujeres) el 22% es de clase alta, esa misma suma de clase media y el 56% restante pertenece a clase media baja a baja.
Quienes eligen los vinos finos realizan su compra en supermercados, por la variedad y las promociones o en vinotecas, por el asesoramiento y servicio. En los primeros las botellas compradas tienen un precio entre $6 (US$ 2) y $15 (US$ 5), mientras que en las vinotecas se venden vinos de más de 15 pesos, pero es un consumo excepcional, es decir, muy poco regular.
De la producción anual de 800 mil cajas de Familia Zuccardi, el 40% se queda en Argentina. “En general el consumidor argentino es bastante fiel a las marcas siempre y cuando las mismas mantengan el nivel de calidad y satisfagan su expectativa. Dado que el vino en Argentina es parte de la cultura y que siempre lo hemos consumido es en general un consumidor instruido y exigente”, señala Amitrano. Además subraya que hoy el consumidor tiene un gran privilegio, que es poder elegir entre una gran oferta de vinos de diferentes precios y de buena relación calidad-precio.
Asimismo, el consumidor de Familia Zuccardi, asegura Ana Amitrano que es joven, reconoce en las marcas la calidad, la relación precio-calidad y esto hace que sea fiel a las marcas.
Para una bodega tradicionalmente argentina, Bodegas Santa Ana, en palabras de su brand manager Alejandro McCormack, “el mercado argentino es la cuna donde nacen nuestros vinos, es el origen de la bodega y de las manos que elaboran el vino que la transformó en la líder del sector vitivinícola argentino. A su vez, nuestro liderazgo es la mejor carta de presentación para exportar a más de 50 países
La empresa recalca que el consumidor argentino es muy exigente, pero a la vez influenciable por las tendencias y marcas que lo ubican en su grupo de referencia, mientras que los europeos son menos influenciables a las marcas y tienden a consumir vinos por regiones. En Argentina, “el consumidor de Santa Ana se respalda en la relación calidad / precio que la bodega desarrolla en cada uno de sus vinos gracias a la experiencia obtenida durante sus 115 años de desarrollo en el mercado interno y de exportación”, afirma McCormack.
El mercado argentino no ha dejado de ser interesante y sus cambios están llevando a la industria a otro nivel. La transformación de los hábitos de consumo no depende sólo del consumidor, depende de las opciones y propuestas de la industria.
Fuente: Area del vino
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